24.6.11

Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven


En las temporadas en las que te sientes inspirado y te preguntas el porqué del momento y de su intensidad crees que eres capaz de llegar a apreciarlo y disfrutarlo, aunque tan sólo el disfrute llega a su máximo estado mientras que la apreciación roza los límites de la mediocridad y la indiferencia, aun cuando parece eterna e infinita.

Sin embargo, sólo cuando te ves seco en materia de pensamientos y sensaciones, sólo cuando estás menos vivo que las mareas vivas de mayor amplitud es cuando entiendes tu escasa apreciación. Es entonces cuando lees, escuchas, miras, conversas, observas, atiendes... buscas el clímax de la experimentación. Entiendes que las sensaciones son lo máximo y tus nervios están paralizados, sin entender, sin atención, sin necesidad.

Se enciende una inquietud en tu despertar, y aunque sabes que no te quitará el sueño, eres consciente de su importancia y de la necesidad que su retorno conlleva. Recuerdas en ese momento que tú eres una persona sensible y dependiente de la sensibilidad ajena, y concluyes que sólo la reflexión y la apreciación te devuelven a tu estado de autenticidad, a la verdadera felicidad.

He echado de menos a mi conciencia, a sus reflexiones y sus conclusiones, pero sobre todo he echado mucho en falta nuestra complicidad. Nuestra búsqueda incansable de la felicidad.

Te quiero cosmos, pero antes he de quererme a mi misma.






1 comentario:

Sensaciones que revolotean en mi mente