29.1.11

A veces soy tan tonta...


A veces soy muy tonta, y estoy empezando a acostumbrarme a ello.
Es entonces cuando "a veces" debe cambiar a ser un "constantemente", pero de cualquier modo, confío en que no omitiré la palabra, porque entonces pasaría a serlo siempre.

Luego también está la distinción, la gran distinción: a veces me hago la tonta.
Lo pienso rápido y recurro al consuelo, ya que yo decido y no es cuestión de caer en ello. Sin embargo, me paro a pensarlo más despacio, y descubro que quizás cambiar el verbo "ser" por "hacer" me convierte en idiota.
Pues bien, me hago la tonta con frecuencia. Y desgraciadamente para mi, "con frecuencia" es más que "a veces". Y entonces recapacito, y reconozco que debería hacerme más la lista. Aun no esforzándome más por serlo, porque no pretendo mejorar mi coeficiente intelectual, sino conformarme con parecer lo que soy, o más, pero no menos.

Podría querer más, pero no se trata de querer, si no que es más bien una cuestión de conformarse, aceptar, o apreciar lo propio, que para algo lo tenemos. Y si no lo tuviéramos, lloraríamos por no tenerlo, y entonces seríamos profundos idiotas, y no podríamos hacernos los idiotas (de vez en cuando, claro).

27.1.11

Marrón

Con todo el derecho del mundo a quererte,
con todo el amor del mundo te quiero.




Life, love...





Son estos los sentimientos de los que te hablo

Hielo
Hielo
Hielo


Hielo cuando pienso en ti.  Y estoy obligada a pensar en ti, 
porque ya no puedo verte.
Ahora queda recordate, y con el tiempo imaginarte.
Hielo en la ternura y en la protección.
Hielo en mi jodido corazón.




Dios



 Dios, que es quien quiere ser
Que está y no dice nada.
El mismo que te confunde y te conduce hacia la duda.
El mismo que no habla, que no se ve, que no existe. 
El mismo que no está, el mismo que llevas dentro.
Dios de pensadores y mentirosos, de listos y necios,
inevitablemente, y sin querer quererlo...
Dios de todos.



10.1.11

El lugar perfecto


Donde no cabe lugar y la perfección está de más.

9.1.11

Después de un inverno malo, una mala primavera
















ZIPI

Mi gato Zipi murió ayer. Llevaba un par de días enfermo, a mi me avisaron con una llama telefónica porque yo estaba de viaje, pero por como lo describían no parecía demasiado grave. Llamé a mi novio para que cuidara una tarde de él. Lo hizo bien. A la mañana siguiente, volvió para cuidarle... me temo que ya no era necesario.
Él me llamo, me dijo que murió. Yo rompí a llorar. Esa misma tarde llegaba a Madrid, y deseaba cuidarlo, sacarlo adelante una vez más, pero llegué unas horas tarde y no me pude despedir.

El otro día mi novio, hace ya dos semanas, me regaló un ramo de tulipanes amarillos. Me encantaron, eran bien bonitos.
También hace una semana estaba en una barbacoa, disfrutando de la carne y el pescado con mi familia.

El ser humano es un animal absurdo e idiota.
Llora y se siente vacío cuando pierde a su animal de compañía, pero mata a diario para alimentarse, y eso no le supone ninguna tristeza.
Y eso no es lo peor, porque podríais salirme con el rollo de las cadenas tróficas, lo peor es que me alegré y disfruté con el ramo de tulipanes... cuando esos tulipanes murieron, los mataron, para mi... para mi disfrute visual. No para comer.

De todos modos, aún reconociendo lo imbécil y torpe que soy como ser humano, sigo sintiendo que una parte de mi ha muerto con él.
Él me quitó el miedo, de pequeña, a la oscuridad por la noches, ya que se acurrucaba junto a mi.
Ayer, cuando me acosté, volví a sentir miedo. El mismo miedo a la oscuridad que cuando era pequeña, pero ahora teniendo 17 años. Él no estaba, y cómo iba a imaginarme yo que seguía teniéndole miedo a la oscuridad. Dios.

Hoy he recorrido todas las habitaciones de la casa, todas tienen pelos suyos, pero el ha dejado de existir. Sobre la cama, las sillas, el sofá, los cojines... aún permanecen sus pelos. También me da miedo que se vayan. No quiero que dejen de estar.

Ahora no oigo sus uñitas al pasearse por los pasillos de parquet, y también siento miedo, y me siento sola, desprotegida.

No está, y se me hace imposible. Ya no oigo su maullido ni su ronroneo, ni tampoco está su calor.

También estaba junto a mi cuando lloraba, y cuando quería estar sola. Su presencia nunca estorbaba, era él quien debía de estar.

Ahora me da miedo lo rápido que el mundo olvida. Él existió, durante ocho años, desde que yo era una niña de nueve añitos. Él existió, y tenía su particular forma de ser y expresarse. Sus manías y sus rincones de la casa. Ahora, porque mi familia y yo sabemos que ha existido, pero qué queda en el mundo de él.
Ha dejado de existir.
Sé que quedan fotos y vídeos, y aún por algunas semanas quedarán sus pelos en la casa. Pero después qué.
No era solo un gato, era el animal que convivió conmigo y me dio seguridad y compañía desde pequeña. Me ayudó a desahogarme y me dejó que llorara. Estaba. Estaba ahí.

Era mi gatito Zipi, y no podré dejar de quererle nunca.

Descansa en paz. Te echaré de menos.














2.1.11






TE QUIERO, TE QUIERO MIL MILLONES DE VECES. Y MIL MILLONES MÁS.





Ahora que pasa el tiempo y tu vas creciendo
despacio sin preocuparte por el futuro,
estoy aquí para siempre te lo aseguro
y no pienses que en el Sol siempre está lloviendo.