Jules. Nuevas reflexiones

Cuando creces hay cosas que cambian. Comienzas a entender algunas sensaciones que oías comentar a los adultos y de las cuales solo tenías una imagen mental, pero ninguna experiencia.

Poco a poco, creciendo, voy aprendiendo y conociendo. Voy entendiendo cosas de esta vida, y hay otras tantas que sigo sin entender. Brotan respuestas absurdas a preguntas absurdas que de pronto cobran sentido.

Hay miradas, caricias, sonrisas que evolucionan, que cada vez se hacen más grandes y crean uniones más fuertes. Se aferran las personas, comienzas a conocer los límites... todo comienza a vibrar, a cobrar vida.

Empiezas a entender por qué a veces las cosas ocurren sin más, y es así como deben ser; y hay otras tantas cosas que deben planearse.

Se desarrolla nuestra personalidad, conocemos gente... se dan las fusiones, mezcla de estilos, de modos de vida... forjamos nuestra personalidad. Comenzamos a dar rumbo a nuestra vida, sentido a nuestra existencia.

Los primeros momentos de mi vida en que tengo las cosas algo más claras. Confianza en mi misma. Aprendo de la gente, de lo bueno y de lo malo. Entiendo que no todo es siempre como parece, que me hago más madura, que la vida tiene el brillo que yo le de, que yo pinto las hojas de lo árboles, el color de las aceras, de mi propia felicidad.

Yo soy dueña de mis emociones, llevo las riendas de mi día a día.  Puedo galopar al ritmo que yo quiera, porque yo controlo cuanto está en mis manos; y mi único objetivo es hacer feliz a los que quiero, y ser feliz con ellos.

Empieza algo nuevo.