En ocasiones explotas, porque la mente es un arma letal, detalle que ya conocemos todos.
Y cuando explotas, explotas, y sobre todo explotas agua, porque somos en nuestra mayor proporción agua, y las lágrimas se escurren en cuanto tienen la oportunidad de hacerlo.
Y cuando explotas, desapareces por unos instantes. Y piensas, y piensas, y utilizas sin cuidado el arma letal, la mente, el pensamiento.
Y no sabes, y no sientes, solo puedes percibir como estás perdiendo agua, y más agua, en lágrimas, en sangre, en sudor... lo estás perdiendo, lo pierdes y lo ves, y no sabes.
Y solo puedes mirar, y tratar de entender, pero no sientes, y no sabes.
No eres, o al menos, no debes ser; aunque estés obligando a estar.
Y sigues perdiendo agua, y esperas que algún día te quedes seco, y no puedas perder más, y desaparezcas al fin; porque odias explotar; y porque explotar conlleva perder agua, y odias perder agua; porque no quieres hacerlo, porque es tuya.
Y explotas con frecuencia.
Y te cansas de explotar.
me siento totalmente identificada con este texto. Genial!
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