Todo lo que me he perdido. Todo lo que no he vivido, y lo que he tenido que vivir.
Todos esos días con la mente saturada, intentando no sentir, intentando dormir para no pensar.
Queriendo desaparecer para poder acabar.
Todos esos días en que todo tenía aspecto oscuro, y mi odio crecía.
Días en los que mis sentimientos me arrancaban las ganas de avanzar.
Días en los que no vivía al día, sino que vivía para fechas futuras, que parecían no llegar nunca.
Días en los que pude ser falsamente feliz.
Días en los que no escuchaba mis necesidades, y me secuestraba.
Aquellos días en los que me obligaba. Días en los que era radical.
Todos esos días en que creía poder controlar mi mente.
Días en los que me perdí. Y pasaron los días, y seguía perdida. Y me escondía.
Me escondía de la vida, de la gente, del placer, de mi necesidad.
Días en los que fui mala conmigo misma. Días en los que fui cruel, por creerlo necesrio.
Días en los que era dura y exigente, y reprimía mi niñez.
Fueron días en los que nadie comprendía nada de lo que pensaba, días sola.
Días en los que me desesperaba, gritaba con cojines en la boca.
Días en los que forzaba lo natural. Días en los que no era yo.
Días que no eran días, sino meses.
Meses que se hicieron años, y pasaban como siglos.
Días en los que me prohibí.
Días en los que decidí dar mi vida a cambio de un deseo.
Deseos que matan, y rompen los días.
Días en los que no entendía el sentido de vivir.
Días en los que me preguntaba por mi existencia, y no la entendía.
Días en los qué te pregunté Dios, porque no existías.
Fueron días que me quemaban el corazón, y me hacían insensibilizarme.
Días que me cegaban, que me arrancaban los ojos.
Días de tortura disfrazada de perfección.
Días que existieron, que no fueron pesadillas. Que fueron reales.
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Sensaciones que revolotean en mi mente