Entonces me vi sola y perdida. La música apenas se oía, solo percibía los bajos. La gente se movía, bailaban (o lo intentaban) al ritmo de algo que ni siquiera podían oír. Corría alcohol por todas aquellas tráqueas. Los baños ya estaban sucios y los suelos mojados. Había más de un culo en movimiento, había manos y tocamiento, y besos desmedidos. Casi corría tanta saliva como alcohol. Había roce y locura. había risas y lloros. Había muchas cosas que ahora la gente no consigue recordar. Había un DJ, pero un mal equipo de sonido y un par de altavoces rotos. Había un puerta bastante enorme. En realidad había de todo, menos buena música. Mis caderas empezaron a entristecerse, querían moverse a lo loco, y no podían. Querían moverse en compañía, y no podían. Querían flotar y rozar con otros culos, querían marcan el ritmo, la marcha de la fiesta; pero no pudieron, y empezaron a llorar.
Y cuando vi a mis caderas llorando, y a toda esa gente que parecía no saber ni donde estaba... mis caderas querían irse de allí. Busqué mi chaqueta durante al menos media hora, y nadie se percató de mi huida. Tuve que apartar a varias parejas (o follamigos) de encima de los abrigos para encontrar mi chaqueta. Mi puta chaqueta, desaparecida.
Salí de allí, con mis caderas, y tomé el aire fuera. No paraba de pensar lo mierda que puede llegar a ser una fiesta cuando no hay música. Qué importante la música. Dios, cómo necesitaba menearme, de hecho, lo sigo necesitando. Menear el culo, menear las caderas, menear el pecho, las piernas, los brazos... Menearlo todo y gritar. Y moverme, y no parar. Y volverme loca bailando, y bailar y bailar y bailar.
Pero, finalmente, me cogí un taxi y me fui de allí. Menuda frustración.
No mencionas a quien estuvo pendiente de ti, te consoló, te pagó el taxi, te dio las buenas noches en tu propia cama... y recuperó tu chaqueta :)
ResponderEliminarUn beso, guapa