Los mejores momentos son sin duda los que te hacen pensar en dulces recuerdos. Hoy he leído en una revista una receta deliciosa de un postre de leche con copos de avena. Me ha llamado mucho la atención y, como tenía ganas de algo dulce, me he puesto a cocinar. 2 vasos de leche desnatada 3 cucharadas de copos de avena 1 cucharadita de agua de azahar 1 rama de canela*Poner todos los ingredientes a hervir durante 5 minutos. Se puede servir caliente o bien frío.Según iba siguiendo la receta, iba probando la mezcla e iba añadiendo algún toque personal. Una ramita de vainilla, un poco de canela en polvo, la corteza de un limón, unas gotitas de sirope de arce…Iba cociéndose a fuego lento y la cocina se había impregnado de un olor especial, que me hizo viajar por mis recuerdos, trasladándome a la edad de los cinco años. Era de noche y yo estaba en la playa tumbada, quedándome dormida; toda mi familia paterna estaba allí. Era un tradición que solíamos seguir la de reunirnos todos, una vez al año, en la playa a la hora de cenar, para charlar y tomar algo. Las madres solían preparar arroz con leche y leche rizada. Entonces recuerdo que mi tía me ofreció un vasito de leche rizada y, a mi simplemente, me encantó. Aquel aroma indagó en mis sentidos, rozando mis pensamientos, como una cálida caricia en la espalda; y entonces, ese olor dulce a canela y limón se quedó grabado en mi mente. Mi cocina ahora olía así, y yo estaba encaprichada y feliz con aquel postre. Sola en la cocina, disfrutando de la infancia que poco a poco había ido perdiendo, y de la cual, ahora solo sentía la ausencia; o tan solo la esencia, cuando algún olor o sabor me trasladaba de nuevo a ella.
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Sensaciones que revolotean en mi mente